Cine, Dientes y Dentistas

Web sobre la relación del cine con los dentistas, los dientes y el mundo de la odontología


Django Desencadenado

Django_vBlancaAÑO: 2012

TÍTULO ORIGINAL: Django Unchained

DIRECCIÓN: Quentin Tarantino

INTÉRPRETES: Jamie Foxx, Kerry Washington, Leonardo DiCaprio, Christoph Waltz, Samuel L. Jackson

FOTOGRAFÍA: Robert Richarsdson

MÚSICA: Varios

NACIONALIDAD: EE.UU

DURACIÓN: 165 minutos

El western de todos los tiempos conserva un lugar muy especial para los dentistas. Un cineasta como Tarantino, cuyos gustos cinéfi los se forjaron entre las estanterías de un videoclub, no podía estar ajeno a esta constante, y por eso no es extraño que en su western del siglo XXI, Django desencadenado, uno de los protagonistas sea precisamente un dentista.

En el Oeste clásico la figura del dentista iba unida a la del médico, a la del cirujano e, incluso, a la del barbero y su tarea permanecía siempre muy cercana a la idea del dolor. En un buen número de títulos, el dentista era además un personaje alcoholizado al que sus conocimientos servían a veces para redimirse, aunque fuera momentáneamente. Tarantino sabe de todas estas peculiaridades y conoce a los médicos/dentistas que aparecen en películas como El árbol del ahorcado, de Delmer Daves; Río Lobo, de Howard Hawks; Tres forajidos y un pistolero, de Richard Fleischer; Pasión de los fuertes, de John Ford; Muerde la bala, de Richard Brooks, o La hora de las pistolas, de John Sturges.

Pero si hay un dentista en el que Tarantino se ha fijado para componer al doctor King Schultz de Django desencadenado, ese es “Indoloro”, el personaje que encarna Bob Hope en la película de Norman Z. McLeod Rostro pálido (1948). “Indoloro” viaja por el Oeste en una caravana en cuya
lona aparece dibujada una muela gigantesca. El director de Malditos bastardos copia la idea e instala
una muela, también gigante, sujeta a un enorme muelle que la mantiene en constante movimiento,
sobre la caravana del doctor Schultz.
CAMBIO DE OFICIO
Pero hay más coincidencias. “Indoloro” abandona su consulta, se adentra en las praderas del lejano Oeste acompañado por Juanita Calamidad (Calamity Jane) y disfruta con la idea de ser un héroe. En el caso del doctor Schultz, su compañero de viaje será un esclavo llamado Django, y su heroísmo estará estrechamente relacionado con el botín que obtenga, porque su nueva profesión es la de cazarrecompensas.
Y en eso del cambio de oficio, el doctor Schultz coincide también con otro mítico dentista del lejano Oeste, Doc Holliday. El amigo de Wyatt Earp cambió la odontología por el póquer; el doctor Schultz la abandona por la caza de forajidos, aunque siga viajando en su carreta de dentista.
Su transformación en dentista cazarrecompensas le ha valido a Christopher Waltz una nominación a los Oscar como Mejor Actor de Reparto. En 2009 su papel de oficial nazi en Malditos Bastardos le proporcionó una estatuilla en esa misma categoría. Está claro que Tarantino tiene una habilidad especial para crear inolvidables personajes de reparto.
Y, por si no quedara sufi cientemente clara la importancia que Tarantino le da a la profesión del doctor Schultz, solo hay que echar un vistazo al nombre que le ha puesto al malvado que interpreta Leonardo DiCaprio: Calvin Candie; y a su plantación: Candyland, es decir, “País de los dulces”. La denominación proviene de un juego de mesa muy popular en el mundo anglosajón, pero seguramente Tarantino, tan afi cionado a los homenajes y a las coincidencias, no podía dejar pasar la oportunidad de contraponer las bondades de su dentista cazarrecompensas con la maldad del hombre que ha bautizado su imperio como el paraíso de las golosinas.

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Christoph Waltz interpreta al doctor King Schultz. En la imagen, junto al esclavo Django (interpretado por Jamie Foxx), su compañero de viaje en la película.


Pura Vida

AÑO: 2012 Pura Vida

DIRECCIÓN: Migueltxo Molina y Pablo Iraburu

GÉNERO: Documental

FOTOGRAFÍA: Raúl de la Fuente

MÚSICA: Mikel Salas

NACIONALIDAD: España

DURACIÓN: 85 minutos

Entre el 19 y el 23 de mayo de 2008, en la cara sur del Annapurna, a casi ocho mil metros del suelo, dos hombres, Iñaki Ochoa de Olza y Horia Colibasanu, permanecieron en el interior de una pequeña tienda de campaña esperando un rescate que, pese a las complicaciones climatológicas y las dificultades para acceder hasta allí, terminó llegando, aunque para uno de ellos fuera demasiado tarde. Hasta catorce alpinistas de todo el mundo se movilizaron, y algunos incluso se jugaron la vida, para ayudar en un rescate peligroso y a contrarreloj.
Pura vida, dirigida por Pablo Iraburu y Migueltxo Molina, recoge el testimonio de los protagonistas de aquella expedición al Annapurna y de aquel rescate en el Himalaya. El título hace referencia a la expresión que solía utilizar Iñaki Ochoa de Olza, el montañero que falleció en aquella aventura, para explicar lo que experimentaba cuando se enfrentaba al reto de alcanzar la cima de una montaña.
El documental pone de manifiesto un sentimiento que comparten algunos montañeros de élite: “Las montañas no son estadios donde satisfacer nuestra ambición deportiva, sino catedrales donde practicar nuestra religión”. Se trata de una inscripción que puede leerse en el pequeño memorial budista dedicado a Anatoli Boukreev, un montañero admirado por Ochoa de Olza y que también falleció en la cara sur del Annapurna, once años antes que él.
Pero ¿quiénes son esos seres que se juegan la vida y se ponen a prueba una y otra vez tratando de alcanzar las cumbres más elevadas y los rincones más inhóspitos del planeta? La respuesta abarca personas tan variadas como geólogos, obreros de una fábrica, trabajadores de un desguace o dentistas. Todos ellos coinciden en señalar que lo que les diferencia del resto y les une entre sí es su pasión desaforada por la montaña. Una pasión que provoca un intenso contraste entre su vida cotidiana, más o menos convencional, y un apartado épico e incluso heroico cuando se aventuran a escalar las cimas más arriesgadas.
HORIA COLIBASANU
Horia Colibasanu responde perfectamente a ese modelo. Para quienes le conocen en Timisoara, su ciudad de origen, es un dentista de poco más de treinta años que vive con su mujer y su hijo en esta localidad rumana, donde hace ya bastante tiempo
nació una figura inolvidable del cine: Johnny Weissmüller, el mítico Tarzán. Pero existe otro Horia Colibasanu capaz de permanecer cuatro días junto a un compañero enfermo a más de siete mil metros de altura, aún sabiendo que en la montaña hay máximas como que a partir de una cierta altura no existe la piedad, que si pierdes la autonomía eres hombre muerto, que el Annapurna puede ser una trampa mortal o que cuando se atraviesa un punto no hay marcha atrás porque los helicópteros de rescate no pueden volar a cierta altura.
El dentista rumano desafió todos los preceptos de la montaña y, a través de contacto telefónico y por radio, puso en marcha la operación de rescate en la que se centra la película de Iraburu y Molina. Cuando llegó el relevo, Colibasanu emprendió el descenso que le salvaría la vida, y el montañero suizo Ueli Steck se quedó con Ochoa de Olza, hasta que murió.
Aquella tragedia no alejó al dentista rumano de la montaña y dos años más tarde volvió al mismo lugar, alcanzó la cumbre y vivió de nuevo duros momentos. Sin embargo, las dificultades no le han impedido afirmar: “Es difícil atender la consulta, asistir a congresos, entrenar e ir dos meses de expedición pero, si pudiera elegir, sería fácil, me decantaría por el alpinismo, porque sin la montaña no puedo vivir”.

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Horia Colibasanu, dentista y alpinista, es uno de los protagonistas del documental.


Martes, después de navidad (Marti, Dupa Craciun)

AÑO: 2010

DIRECTOR: Radu Muntean

INTÉRPRETES: Mimi Branescu, Mirela Oprisor

FOTOGRAFÍA: Tudor Lucaciu

MÚSICA: Varios

NACIONALIDAD: Rumanía

DURACIÓN: 100 minutos

martes, después de navidad

Paul está casado con Adriana desde hace diez años y tienen una hija de ocho. Desde hace unos meses mantiene una relación con Raluca, la dentista de su hija. Un imprevisto en la agenda de Raluca provocará un inesperado encuentro en el consultorio de la  dentista entre la esposa y la amante, y siturará a Paul frente a una complicada elección.


La pequeña tienda de los horrores (Little Shop of Horrors)

AÑO: 1986

DIRECTOR: Frank Oz

INTÉRPRETES: Rick Moranis, Ellen Greene, Steve Martin

FOTOGRAFÍA:Bob Paynter

MÚSICA: Miles Goodman

NACIONALIDAD: EE.UU

DURACIÓN: 94 minutos

tienda de los horrores

Seymour trabaja como empleado de una floristería y está enamorado de su compañera Audrie. Pero la chica tiene novio, un singular dentista, del que está enamorada. Tras un extraño eclipse, Saymour compra una pequeña planta a la que bautiza como Audrie II. Pero la planta ha sufrido los efectos de una radiación y pronto empezará a moverse, a hablar y a pedir comida.


Flor de cactus (Cactus Flower)

AÑO: 1969

INTÉRPRETES: Walter Matthau, Ingrid Bergman, Goldie Hawn

FOTOGRAFÍA: Charles Lang

MÚSICA: Quincy Jones

NACIONALIDAD: EE.UU

DURACIÓN: 103 minutos

cactus flower

Julian Wintston es un dentista cuarentón que va por la vida como un seductor. Su última pareja es una joven alegre y un poco infantil a la que ha hecho creer que está casado y tiene tres hijos. En su consulta trabaja como recepcionista una mujer sueca que lleva diez años desviviéndose por él y a la que Julian le va a pedir un favor que cambiará la vida de los tres.