Cosas que solo pueden pasar en Sitges: por ejemplo, quedar a cenar en una terraza con vistas al cementerio, disfrazarse de zombie y pasear por la calle cruzándote con familias “normales” que salen de paseo o parecer tú mismo un zombie, sin necesidad de maquillaje, ya que si intentas aprovechar al máximo lo que Sitges te ofrece entrarás al cine a las 8,30 de la mañana y saldrás a las 17 del día siguiente sin apenas tiempo de dormir, ducharte y tomar un café. Tus comidas serán solo bocadillos entre una película y otra. Por tanto, entre la falta de sueño, la inadecuada alimentación y la sobredosis cinematográfica, al cabo de tres días, estarás pálido, demacrado, con los ojos inyectados en
sangre y caminarás con dificultad después de tantas horas doblado en tu butaca. Lo que te decía: un zombie. Eso sí, un zombie feliz y desesperado a la vez.
Feliz por todo lo que ves, desesperado por todo lo que te pierdes. Sitges exhibía este año 333 películas, en varias salas, así que suponiendo que ni comas, ni bebas, ni duermas y estés los diez días que dura el festival, no podrás ver ni un tercio de lo que allí se te ofrece.
Pero sin desanimarnos, otro año más, “Cine, dientes y dentistas” se acercó a este evento donde sabíamos de antemano que las referencias “dentales” serían inevitables. Nada más llegar, y como siempre, Ángel Sala, el director de este magnífico festival se acercó a saludarnos: Sitges se ha convertido en la cita indispensable del año. En esta ocasión, la imagen que publicita el festival se inspira en La semilla del diablo de Roman Polanski.
Algunas de las películas:
Byzantium (dirigida por Neil Jordan e interpretada por Gemma Arterton, Saoirse Ronan y Sam Riley): va de vampiros. Esperábamos ver colmillos afilados pero nos encontramos con una variante de esta especie que no conocíamos. En lugar de crecer los colmillos, lo que crece es una uña con la que nuestras protagonistas seccionan las arterias de sus víctimas para luego beberse delicadamente su sangre.
En Rigor Mortis (dirigida por Juno Mak e interpretada por Chin Siu-ho, Kara Hui y Richard Ng), nos espera otro vampiro, esta vez asiático, y también bastante alejado de nuestros tópicos. Descubrimos poco a poco que el anciano que se ha caído por las escaleras y ha muerto va a ser resucitado como vampiro utilizando la magia negra de uno de los habitantes del edificio de apartamentos donde se desarrolla la película. Uno de los detalles que hará sospechar de su desaparición es su diente de oro que uno de los protagonistas encuentra en la escalera.
En The zero Theorem (dirigida por Terry Gilliam e interpretada por Christoph Waltz, Mélanie Thierry y David Thewlis), nuestro extraño protagonista, en su desesperada búsqueda del sentido de la vida, no olvida cepillarse los dientes y desde luego se cepilla también la lengua.
En A glipmse inside the mind of Charles Swan III (dirigida por Roman Coppola e interpretada por Charlie Sheen, Jason Schwartzman y Bill Murray), Charlie Sheen, que interpreta el papel de un publicista, tiene un cepillo de dientes gigante en su despacho, se pasa la seda dental en una escena y se queja de que su novia, que le ha abandonado, era más cariñosa con sus cepillos de dientes viejos que con él. Ella relata en una escena que cuando tenía que cambiar de cepillo dental, les hacía una pequeña ceremonia y los enterraba en el jardín.
Otra alusión a nuestra profesión la encontramos en la película We are what we are (dirigida por Jim Mickle e interpretada por Bill Sage, Ambyr Childers y Julia Garner), donde para identificar a un cadáver del que se van encontrando huesos, lo más relevante es un molar que realmente da pistas de que los restos enterrados eran humanos.
En The wall (dirigida por Julian Roman Pölsler e interpretada por Martina Gedeck, Karl Heinz Hackl, Ulrike Beimpold, Wolfgang Maria Bauer), son los brackets que lleva una adolescente, el rasgo más evidente que nos da, de un golpe de vista, la identidad del cadáver.
The green inferno (dirigida por Eli Roth e interpretada por Lorenza Izzo, Ariel Levy y Daryl Sabara), una película que no tardará en aparecer en las carteleras, nos muestra que la dieta caníbal no es buena para los dientes. En efecto, la hechicera, que es quien decide sobre la suerte de los cooperantes de la ONG, presenta una dentadura que da miedo.
Iremos comentando otras películas que han pasado por Sitges, por separado, pero estas pequeñas pinceladas, pueden servir para animar a los amantes del género a acudir a Sitges. No os perdáis el Festival de 2014.