DIRECCIÓN: Woody Allen
INTÉRPRETES: Owen Wilson, Rachel McAdams, Marion Cotillard, Michael Sheen, Kathy Bates, Carla Bruni
FOTOGRAFÍA: Darius Khondji
MÚSICA: Varios
NACIONALIDAD: EE.UU
DURACIÓN: 96 minutos
Un joven literato sale a pasear todas las noches solo por París en busca de inspiración. A las 12 en punto se produce un hecho curioso y él es trasladado al pasado, donde tiene oportunidad de conocer a grandes artistas, escritores, pintores y personajes famosos de otras épocas. Poco a poco, nuestro protagonista va alejándose de su vida real, que considera mediocre y aburrida. Y cada noche se siente más atraído por esa magia que le permite ser transportado en el tiempo y conocer a grandes personalidades de otros siglos.
Esto le va llevando hacia periodos de la historia que le han fascinado y que nunca hubiera soñado poder visitar. Muchos de nosotros, en algún momento, paseando por las calles de una gran ciudad, hemos podido llegar a sentir esa fascinación… Por aquí paseó Monet, Rodin, Sartre, etc. y todos, en mayor o menor medida, tendemos a idealizar ciertos momentos históricos en los que grupos de intelectuales, generalmente sin dinero, se reunían, discutían, arreglaban el mundo a su manera, alrededor de un café. Y resultó que muchos de aquellos hombres han sido reconocidos después como auténticos genios.
¿Nos gustaría de verdad volver a vivir en una determinada época del pasado? En un momento de la película, el protagonista, Owen Wilson, nos cuenta una pesadilla que ha tenido. Y es aquí donde aparecemos los dentistas. En efecto, el joven sueña que vive en otro tiempo y que tiene que ir al dentista, solo que en ese momento no había anestesia… El protagonista se despierta angustiado ante esa experiencia tan traumática. Así que este simple detalle nos lleva ya por el camino de la realidad. Los tiempos pasados no fueron mejores. No creo que a nadie le gustase vivir en un periodo en el que no existiera la anestesia: ni como dentista ni como paciente.