DIRECCIÓN: Francis Ford Coppola
INTÉRPRETES: Val Kilmer, Bruce Dern, Elle Fanning, Ben Chaplin,Anthony Fusco, Alden Ehreinreich
FOTOFRAFÍA: Mihai Malaimare Jr.
MÚSICA: Dan Deacon, Osvaldo Golijov
NACIONALIDAD: Estados Unidos
DURACIÓN: 90 min.
Por más que luchemos contra ello, los dentistas seguimos dando miedo. Un miedo que hoy en día no tiene razón de ser, pero que persiste en el imaginario colectivo. Lo que durante muchos años fue temor al dolor se ha ido transformando, poco a poco, en miedo al miedo. Y esto, claro, es más difícil de arreglar.
A este pánico inexplicable contribuyen, sin duda alguna, muchas películas que han hecho de las visitas al dentista un auténtico recurso para el cine de terror. Los brackets y la ortodoncia, sin embargo, como mucho, se habían utilizado para burlarse o ridiculizar a algún personaje y, junto con las gafas, eran el atrezo del feo oficial de la película o de la serie de ficción. Basta recordar el personaje de Betty la Fea o de El Patito Feo.
Sin embargo, en la película que nos ocupa hoy, Twixt, de Francis Ford Coppola, el personaje que lleva brackets es una niña muy mona, Ellen Fanning, a quien pudimos admirar en Super 8. Desde el primer momento nos damos cuenta de que no es un personaje real y algo en ella da miedo, aunque no sean sus brackets los que asusten como ella pretende insinuar en una de las primeras escenas en las que aparece.
ESCRITOR
El protagonista, Hall Baltimore (Val Kilmer), es un fracasado escritor de novelas de terror que llega a un pueblo a vender su último libro. Busca la librería para firmar ejemplares de su obra, pero allí no existe este establecimiento. Termina en la ferretería y es entonces cuando se encuentra con el sheriff del lugar, quien está investigando un crimen.También le cuentan una historia que sucedió en ese mismo lugar, donde un pastor asesinó a una docena de niños. Estos datos harán que el escritor decida quedarse en el pueblo e investigar el asunto. Pronto se le acercará nuestra adorable Ellen Fanning y, junto a Ben Chaplin, que da vida a Edgar Allan Poe, se termina de complicar esta historia, que no sabemos muy bien si es de terror o surrealista.
Por si esto fuera poco la cinta es en 3D interactivo, lo que sí es surrealista: cuando llega el momento en que la película es en 3D la pantalla es atravesada por un par de gafas gigantes y lo mismo ocurre cuando hay que quitárselas.
En fin, en este sin rumbo el que va poco a poco cayendo la historia, y cuyo final es bastante atropellado, merece la pena destacar la última escena. Nuestra angelical protagonista se transforma. La cámara hace un primer plano de sus dientes. Vemos perfectamente los brackets. Poco a poco el arco
se deforma, los caninos crecen desmesuradamente, el alambre se dobla más y más hasta que se rompe y en una apoteósica escena final de los brackets se despegan y salen volando por los aires adquiriendo todo el protagonismo, mientras la niña es ya una verdadera vampira y la sangre inunda la pantalla.
Nunca se me hubiera ocurrido que unos brackets pudieran inspirar una secuencia así. ¡Qué imaginación!