DIRECCIÓN: Akira Kurosawa
INTÉRPRETES: Toshirô Mifune, Takashi Shimura, Minoru Chiaki;
GUIÓN: Hideo Oguni & Shinobu Hashimoto
NACIONALIDAD: Japón
DURACCIÓN: 103 minutos
Poco después de terminar la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) Kiiji Nakajima, un anciano atemorizado por las consecuencias del bombardeo de Hiroshinma y Nagasaki, tiene una gran obsesión por construir un refugio antiatómico. Más tarde, expresa su deseo de emigrar con su familia a Brasil, para evitar la amenaza nuclear, actitud que los que le rodean no entienden. Finalmente, en plena locura, intentará quemar su propia fábrica.
Crónica de un ser vivo’ está considerada, dentro de la filmografía de Kurosawa, como una rareza. Cuando la dirigió, el cineasta japonés ya había hecho ‘Rashomon’, ‘Vivir’ o ‘Los siete samurais’, que habían tenido una excelente acogida fuera de su país, y se trataba de una película menos espectacular pero muy centrada en algunos aspectos de la vida cotidiana y de la gente de un Japón que todavía se recuperaba de las secuelas de los bombardeos nucleares. La sociedad japonesa estaba en ese momento queriendo sobreponerse a la humillación y dolor de su derrota en la Segunda Guerra Mundial. En aquel momento Kurosawa había realizado ya grandes películas sobre esta temática como ‘El Ángel ebrio’, ‘El perro rabioso’ y ‘Un domingo maravilloso’. Aunque ‘Crónica de un ser vivo’ se considera una obra menor, el resultado final de esta película produce una gran sensación debido a la crítica que hace sobre las consecuencias psicológicas que las bombas nucleares provocaron en la población. También ataca el egoísmo del ser humano cuando es incapaz de entender al prójimo.
Desde el inicio, esta película muestra que los dentistas tendrán que ver en la historia. La cámara se encargará de presentarnos al Dr. Harada (interpretado por Takashi Shimura, uno de los actores con los que contaba habitualmente Kurosawa), mientras abandona su clínica dental para acudir como mediador a un Tribunal de resolución de conflictos familiares donde trabaja como voluntario. El tema que tendrá que tratar es la petición de los miembros de la familia Nakajima para que inhabiliten al cabeza de familia, un industrial que quiere abandonar un próspera fundición que pertenece a la familia y con ese capital pretende comprar una granja en Brasil y llevarse allí a los suyos, para huir de las consecuencias de la radiactividad que han provocado los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki.
Toshiro Mifune (el actor habitual del cine de Kurosawa) interpreta a Kinji, el anciano empeñado en marcharse de su país. El conflicto nace de la oposición de la familia a dejar Japón e invertir su dinero en los que ellos creen que es una aventura sin sentido y para esto tratan de que un jurado lo declare incapacitado.
Kurosawa contrapone las escenas de nerviosismo de la familia Nakajima y las angustias del cabeza de familia, con las de la vida del Dr. Harada y su trabajo en la consulta. Sin embargo la existencia del dentista no volverá a ser la misma una vez que escuche a Kinji hablar sobre el peligro nuclear. A mediados de los años 50 la amenaza nuclear empezaba a provocar el pánico. Películas como ‘El increíble hombre menguante’ (1957), ‘Them’ (1954) o el primer ‘Godzilla’, pueden dar una idea de la preocupación. De alguna manera el Dr. Harada, el dentista mediador, personifica a todos esos ciudadanos japoneses, y del mundo en general, que viven tranquilos hasta que alguien como Kinjii les hace cuestionarse si el planeta está seguro ante la locura de acontecimientos que se han ido sucediendo. Kurosawa rodó las escenas interiores con varias cámaras en lugar de rodar las secuencias varias veces, lo cual le da al resultado final un aspecto casi documental y mucho más realista que favorece secuencias como las de la consulta del doctor Harada.
Esta película fue nominada en el año 1956 en el Festival de Cannes a la Palma de Oro como mejor película.