Cine, Dientes y Dentistas

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‘LAL DARJA’, DE BUDDHADEV DASGUPTA

DIRECCIÓN: BUDDHADEV DASGUPT

INTÉRPRETES: SUBHENDU CHATTERJEE, GULSAN ARA AKHTAR, RAISUL ISLAM,
INDRANI HALDAR, BIPLAB CHARRERJEE, HARADHAN BANDOPADHYAY,
NANDINI MALIYA, SOMA CHAKRABORTY, SUDIP MAJUMDAR

 GUIÓN:  BUDDHADEV DASGUPTA

PRODUCCIóN: CHITRANI LAHIRI, DULAL ROY

NACIONALIDAD: INDIA

DURACCIÓN: 97 minutos

Lal Darja, en inglés The Red Door, nos presenta a un dentista llamado Nabin Dutta, que teme quedarse lisiado. A sus 47 años el panorama que le rodea es un hijo que estudia en Darjeeling, una mujer que no es feliz a su lado y quiere separarse, y un sentimiento personal de padecer alguna enfermedad. El conjunto de todo esto le provoca una terrible insatisfacción. Para intentar entender su tristeza compara su situación con la de su chófer, Dinu, un hombre que tiene dos esposas que viven encantadas con él. El doctor Dutta intenta comprender los motivos de su infedilidad, piensa en el pasado, en su infancia en Cherapunji y en la puerta de color rojo que su madre le decía que lo soportoba todo.  Ahora Nabin cree que él es como aquella puerta roja, y tras la marcha de su mujer y su hijo se pone a prueba para aprender a vivir a solas consigo mismo.

La primera noticia de que Nabi Dutta es dentista tiene lugar cuando, tras su visita a una especie de psicólogo éste le recomienda un medicamento caro y antes de recetárselo le pregunta por su situación económica. La siguiente imagen será al interior de la boca de un paciente, al que el doctor Dutta le está extrayendo una muela. Queda claro que el protagonista no tiene problemas económicos, que un dentista como él vive de forma acomodada y que dispone de un chófer que le espera a la salida del trabajo y que le lleva de un lado a otro.

La relación entre Dinu, el chófer, y el doctor Dutta es bastante próxima. Pero mientras el primero está preocupado por su supervivencia diaria y por sus relaciones con las dos mujeres que ocupan su vida y su corazón, el segundo vive en una continua angustia, recordando momentos de su infancia y preguntándose una y otra vez por el sentido de todo lo que le rodea: su trabajo, la relación con su mujer y la falta de comunicación con su hijo con el que apenas habla por teléfono.

En Lal Darja el doctor Dutta y su mujer llevan el peso de su drama personal y familiar. Ambos han llegado a una situación que parece no tener salida, y el realizador Buddhapev Dasgupta (poeta y cineasta independiente indio), da muestra de ello a través de unos pausados diálogos sobre el amor y soledad. Pero, a lo largo de la película, aparecen además una serie de elementos que se visualizan a través de la pantalla del televisor y que muestran el panorama en el que viven los personajes y el país: noticias sobre una plaga de asesinatos, sobre emigrantes indios en Estados Unidos e incluso sobre el hombre con la barba más larga del mundo, tienen su espacio en forma de reportaje televisivo.

Mientras todo eso pasa a su alrededor el doctor  Dutta atiende a sus pacientes y prosigue una vida diaria a la que encuentra cada vez menos sentido. En su consulta una curiosidad, un protésico dental, de edad bastante avanzada, ocupa una habitación adyacente a la consulta del dentista y elabora allí mismo las dentaduras potizas. A su alrededor una buena colección de ellas. El hombre, de edad bastante avanzada, es un empleado del doctor Dutta.

La coincidencia del trabajo del barbero y del dentista en unas cuantas películas del oeste se pone de manifiesto aquí a través de una especie de juego con dos imágenes que se superponen, la del doctor Dutta en su consulta y la de un barbero con su cliente. Pero está claro que el doctor Dutta no tiene mucho que ver con barbero, él tiene un status que le permitirá contratar a uno de sus pacientes para que siga a su mujer y compruebe si tiene un amante. El pago no será otro que el solucionar los graves problemas dentales del paciente que no dispone de dinero para pagar ni las extracciones ni la colocación de las nuevas piezas.

Que los problemas del doctor Dutta tienen que ver con la angustia de vivir se comprueba según se suceden los acontecimientos, pero incluso alguien que quiere ayudarle llegará a buscar la causa de su tristeza en su propia profesión: “Si estás siempre viendo dientes enfermos acabarás enfermando”.

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