Cine, Dientes y Dentistas

Web sobre la relación del cine con los dentistas, los dientes y el mundo de la odontología


“FLOR DE CACTUS” DE GENE SAKS

flor-de-cactusAÑO: 1969

DIRECCIÓN: Gene Saks

INTÉRPRETES: Walter Matthau, Ingrid Bergman, Goldie Hawn, Jack Weston, Rick Lenz, Vito Scotti, Irene Hervey, Eve Bruce, Irwin Charone, Matthew Saks

FOTOGRAFÍA: Charles Lang

MÚSICA: Quincy Jones

NACIONALIDAD:  Estados Unidos

                                                                         DURACIÓN: 103 min.

Hay frases que acompañan a la historia del cine desde casi su nacimiento. Afirmaciones como “yo voy al cine a pasármelo bien” o “ya no se hacen comedias como las de antes”, que en una vertiente más cinéfila llevaría a comparar a Billy Wilder con Dios, son un buen ejemplo de ellas. Dejando a un lado la discutible veracidad de ambas declaraciones la realidad es que hay películas que parecen “gustar a todo el mundo”.

Flor de Cactus de Gene Saks cumple con todos los preceptos anteriores. Es una comedia de antes, concretamente de 1969, y está hecha al modo de las de Billy Wilder (la historia fue escrita por uno de sus colaboradores habituales I.A.L. Diamond con quien Wilder trabajó en guiones como Con faldas y a lo loco, El apartamento o Primera plana). Y si de lo que se trata cuando se habla de pasárselo bien es de sonreír y de reír, un tanto por ciento muy elevado de espectadores estará de acuerdo en que Flor de cactus es una película que cumple ambos requisitos y que “se puede recomendar”.

Basada en una obra de teatro francesa, Flor de Cactus transcurre durante buena parte de su metraje en la consulta de un dentista, la del doctor Winston, una especie de play boy con una curiosa filosofía de la vida que da un giro de ciento ochenta grados al tópico del hombre casado que esconde su alianza. El doctor Winston es todo lo contrario. Se trata de un hombre maduro, soltero y que se crea una supuesta familia para eludir los compromisos que pudieran surgir de sus múltiples y breves relaciones. Interpretado por Walter Matthau (otro habitual de Wilder), el dentista “mentiroso” acabará por caer en su propia trampa y tendrá que inventarse una vida con esposa y tres hijos si no quiere defraudar a su última conquista, una jovencísima Goldie Hawn que está dispuesta a todo por él.

Pero ¿quién o qué es la flor de cactus en toda esta historia? Pues una metáfora personificada en el personaje que interpreta Ingrid Bergman, Stephanie Dickinson, una enfermera sueca que trabaja hace muchos años con el doctor Winston y sobre cuya mesa descansa una pequeña y lánguida planta de cactus que irá mejorando de aspecto conforme la película se vaya acercando a su desenlace. La señorita Dickinson está enamorada de su jefe y éste no se ha dado cuenta de que, con el paso de los años, se ha hecho imprescindible tanto en su vida como en su consulta. Demasiado ocupado en sus aventuras, el doctor Winston tardará en descubrir que algunos cactus dan flores.

La película de Saks, además de una comedia romántica supone todo un paseo por la estética de los años sesenta. La música, la forma de vestir, los decorados de interiores y, por supuesto, la consulta de un dentista norteamericano como el doctor Winston. Matthau se maneja con el instrumental como un auténtico odontólogo y Bergman es capaz de realizar radiografías a sus pacientes como si hubiera estudiado para ello. Goldie Hawn, que empezaba en el cine con esta interpretación, consiguió con Flor de Cactus un Oscar a la Mejor Actriz de Reparto. Su estilismo, propio de unos años 60 hippies y coloristas, se une a otros detalles característicos de aquel tiempo como las versiones de los Monkees o el impagable baile que inventa Ingrid Bergman, siguiendo los movimientos de la extracción de una muela, durante su noche estelar en una discoteca repleta de lámparas Tiffany (un objeto que, por cierto, tiene su nexo de conexión con la odontología ya que uno de sus mayores coleccionistas fue el doctor Egon Neustadt, un ortodoncista que compró cientos de ellas y montó una valiosa colección).

baile1Escena de la película.

 


“METRO MANILA”, DE SEAN ELLIS

 

AÑO: 2013 Metro_Manila1

DIRECTOR: Sean Ellis

INTÉRPRETES: Jake Macapagal, John Arcilla, Althea Vega, Miles Canapi, Ana Abad-Santos, Moises Magisa, JM Rodriguez, Erin Panlilio

FOTOGRAFÍA: Sean Ellis

MÚSICA: Robin Foster

NACIONALIDAD:  Reino Unido

DURACIÓN: 114 min

Metro Manila es la manera con la que se conoce Metropolitan Manila, el área metropolitana que incluye no solo la capital de Filipinas sino las ciudades que la rodean, hasta crear una macrociudad de casi doce millones de habitantes. Se trata de un espacio comparable en tamaño a la ciudad de Madrid, pero donde vive un número de personas tres veces mayor. Un lugar donde las clases populares hablan tagalo y los más favorecidos lo hacen en inglés, donde existen grandes diferencias entre los barrios marginales y los más ricos y que se ha convertido en el destino al que van a parar miles de personas que provienen de zonas rurales y que buscan en ese sitio una oportunidad.

Sean Ellis es un cineasta de origen británico que fue nominado a los Oscar en 2006 por su cortometraje Cashback. En 2007 estuvo de vacaciones en Manila y allí, en pleno centro de la ciudad, pudo asistir a una pelea con armas entre dos conductores de furgones blindados. Entonces se le ocurrió la idea de contar la historia de estos hombres que transportan dinero y objetos valiosos, que muchas veces proviene de corrupción o de negocios sucios, y que se juegan la vida a diario para proteger su
mercancía. Ellis escribió primero el guión en inglés y luego lo tradujo al tagalo, idioma en el que se ha rodado la película.
Metro Manila realiza una radiografía de la realidad política y social de Filipinas en la actualidad, siguiendo el día a día de una pareja joven y de sus dos hijos pequeños.
Cuando los ingresos que perciben por la venta de su cosecha no les dan para vivir, los cuatro abandonan la vida rural para ir a la ciudad en busca de trabajo. El problema es que una macro urbe como Metro Manila no tiene compasión con los débiles, y Óscar Rodríguez y su familia pertenecen a los más débiles.
Cuando Ellis traza las características de cada uno de los miembros de este núcleo familiar incluye un elemento que añade aún más crispación al conjunto. La hija mayor, de unos cinco o seis años, sufre un dolor de muelas que la mantiene quieta y acurrucada junto a su madre. La respuesta del padre será la promesa de encontrar un dentista a su llegada a esa ciudad donde se van a resolver todos los problemas, incluido el pertinaz dolor. Al sueño de una metrópoli llena de oportunidades laborales, se une así el de un lugar donde hay profesionales que pueden aliviar tus males, que pueden solucionar ese dolor de muelas que atormenta a la pequeña protagonista de Metro Manila. El espectador toma consciencia de una realidad, la de una niña con un dolor de muelas continuado, que afortunadamente desde nuestra realidad nos cuesta imaginar.
La gran ciudad que dibuja Ellis, se aleja de la utopía con la que sueñan sus protagonistas. La niña padecerá durante unos cuantos días y, a pesar de su corta edad, mostrará no solo paciencia sino resignación ante el dolor a la espera de esa solución prometida. Pero acabar con el dolor de muelas, como acabar con los problemas que irán surgiendo en ese infierno urbano en el que ahora viven, exigirá
otros padecimientos. Metro Manila no es un lugar fácil para vivir, y Ellis lo expresa aportando todo tipo de detalles, incluidas las secuencias de una niña entristecida primero por el dolor y aliviada cuando por fin se ve libre de él, gracias al sacrificio de su madre. Queda claro que en este lugar no hay espacio para la complacencia y no es fácil librarse del sufrimiento.

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“Blue Jasmine” de Woody Allen

Blue_Jasmine-cartelAÑO: 2013

DIRECTOR: Woody Allen

INTÉRPRETES: Cate Blanchett, Alec Baldwin, Sally Hawkins, Bobby Cannavale, Peter Sarsgaard, Louis C.K., Michael Stuhlbarg, Andrew Dice Clay, Max Casella, Tammy Blanchard, Alden Ehrenreich

FOTOGRAFÍA: Javier Aguirresarobe

MÚSICA: Varios

NACIONALIDAD: EE.UU

DURACIÓN: 98 min

La habilidad para escribir guiones de Woody Allen ha sabido encontrar siempre una fuente de inspiración impagable en lo que le rodea. En sus películas ha retratado las calles de Brooklyn y de Manhattan y la vida de los neoyorquinos de clase media y alta, ha captado como pocos algunas de las peculiaridades de la comunidad judía y ha demostrado su interés por ciudades como Roma, París, Londres o Barcelona, a partir de sus incursiones en la vida europea durante los últimos años.
Así que no es extraño que, cuando Allen escuchó la historia de Ruth Madoff, la mujer de Bernard Madoff, sintiera que ahí había un guión. Su caso tenía todos los elementos de esas tragedias clásicas en las que Woody Allen ha basado algunos de sus mejores trabajos, comedias incluidas. La esposa de un hombre de negocios multimillonario que lo pierde todo (incluido a él, que actualmente cumple una condena de más de cien años), cuando se descubre que lo que su marido hacía no eran altas finanzas sino una estafa piramidal con miles de clientes como víctimas, le sirve a Allen para crear Blue Jasmine.
Y así aparece ese personaje de ficción, esa mujer acostumbrada a vivir en un inmenso apartamento del Upper Side y veranear en los Hamptons, que tiene que marcharse apresuradamente de Nueva York cuando su marido ingresa en prisión, y ella se ve obligada a refugiarse en la vivienda modesta de su hermana. Cate Blanchett da vida a Blue Jasmine de manera asombrosa y a su habilidad para la actuación se une la del Woody Allen guionista, capaz de inventar para ella, entre otras muchas cosas, un destino laboral en la consulta de un dentista de San Francisco que, rápidamente y sin ninguna delicadeza, se siente atraído por la dama.
A Blue Jasmine le adornan todos los tópicos que cabría esperar. No imagina un consumo que no venga firmado por un gran diseñador, ha olvidado si algunas vez en su pasado las cosas fueron diferentes y, por supuesto, todo lo que le importa se conjuga en primera persona. Con esos precedentes, y con los nervios destrozados a causa de la crisis económica y familiar, el primer trabajo que encuentra Blue Jasmine en San Francisco es como recepcionista en una consulta dental.
Parece éste un empleo en el que su aspecto, su educación y su gran habilidad para las relaciones públicas podrían serle de gran utilidad a una mujer como ella. Pero Woody Allen no está dispuesto a que las cosas resulten tan fáciles para su “heroína”. Y así el doctor Flicker será un hombre fastidioso, molesto y mucho más dispuesto a acosar a su nueva recepcionista que a percibir su elegancia o a comprender su angustia vital.
Ruina sobre ruina. De la destrucción personal y familiar, y por supuesto económica, a su choque frontal con la hostilidad en el mundo laboral personificada en un dentista con pocos escrúpulos. Allen no deja que Jasmine salga tan fácilmente del bucle en el que se ha metido y su aventura con el desatado doctor Flicker suma un peldaño más a su descenso.

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Midnight in Paris ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?

cartelMidnight_in_ParisAÑO: 2011

DIRECCIÓN: Woody Allen

INTÉRPRETES: Owen Wilson, Rachel McAdams, Marion Cotillard, Michael Sheen, Kathy Bates, Carla Bruni

FOTOGRAFÍA:  Darius Khondji

MÚSICA: Varios

NACIONALIDAD: EE.UU

DURACIÓN: 96 minutos

Un joven literato sale a pasear todas las noches solo por París en busca de inspiración. A las 12 en punto se produce un hecho curioso y él es trasladado al pasado, donde tiene oportunidad de conocer a grandes artistas, escritores, pintores y personajes famosos de otras épocas. Poco a poco, nuestro protagonista va alejándose de su vida real, que considera mediocre y aburrida. Y cada noche se siente más atraído por esa magia que le permite ser transportado en el tiempo y conocer a grandes personalidades de otros siglos.

Esto le va llevando hacia periodos de la historia que le han fascinado y que nunca hubiera soñado poder visitar. Muchos de nosotros, en algún momento, paseando por las calles de una gran ciudad, hemos podido llegar a sentir esa fascinación… Por aquí paseó Monet, Rodin, Sartre, etc. y todos, en mayor o menor medida, tendemos a idealizar ciertos momentos históricos en los que grupos de intelectuales, generalmente sin dinero, se reunían, discutían, arreglaban el mundo a su manera, alrededor de un café. Y resultó que muchos de aquellos hombres han sido reconocidos después como auténticos genios.
¿Nos gustaría de verdad volver a vivir en una determinada época del pasado? En un momento de la película, el protagonista, Owen Wilson, nos cuenta una pesadilla que ha tenido. Y es aquí donde aparecemos los dentistas. En efecto, el joven sueña que vive en otro tiempo y que tiene que ir al dentista, solo que en ese momento no había anestesia… El protagonista se despierta angustiado ante esa experiencia tan traumática. Así que este simple detalle nos lleva ya por el camino de la realidad. Los tiempos pasados no fueron mejores. No creo que a nadie le gustase vivir en un periodo en el que no existiera la anestesia: ni como dentista ni como paciente.


Gravity, De Alfonso Cuarón

AÑO: 2013

DIRECTOR: Alfonso Cuarón

INTÉRPRETES: Sandra Bullock, George Clooney, Phaldut Sharma 

FOTOGRAFÍA:  Emmanuel Lubezki

MÚSICA: Steven Price.

NACIONALIDAD: EE.UU

DURACIÓN: 90 minutos

Gravity

 

El último trabajo de Alfonso Cuarón tiene un atractivo añadido y es que, como las nuevas tecnologías son importantes aliados para el género fantástico, Gravity ha sabido aprovechar con éxito todo lo que el 3D puede ofrecerle. Aproximadamente el noventa y nueve por ciento de la película tiene lugar en el espacio y allí el único punto de anclaje para los astronautas protagonistas es su propia nave.Porque, y de ahí el título de la película, las leyes de la gravedad adaptadas, eso sí al mundo del cine, hacen que los objetos que en la Tierra se aferran al suelo parezcan flotar en el espacio con una levedad entre lúdica e inquietante.
El argumento de Gravity es sencillo: una doctora neófita en el mundo espacial llamada Ryan Stone (Sandra Bullock) y un veterano astronauta en su última misión, Matt Kowalski (George Clooney), junto con otros compañeros, se encuentran realizando una serie de trabajos de mantenimiento en su nave. Casi de improviso la basura espacial choca contra ellos y les hace perder el control y el rumbo, dejándoles a la deriva en el espacio.
Es evidente que Gravity no es un relato centrado en el territorio de la odontología, pero también lo es que los responsables del diseño de producción no se han olvidado de la importancia que el cuidado de los dientes tiene no solo en el planeta en el que vivimos sino también en las galaxias a las que siempre hemos querido llegar. En un lugar en el que todo flota y los objetos a la deriva parece que golpean al espectador, que vive su experiencia 3D gracias a las consabidas gafas, sorprende encontrar vagando por el espacio un retenedor dental (concretamente una placa de Hawley). Se podría especular e imaginar lo que pensaron quienes decidieron colocar ese elemento junto a una colección de herramientas, tornillos, cables, objetos cotidianos y restos de naves y satélites. Seguramente cuando idearon el perfecto equipaje de un viajero espacial pensaron que, si más de una cuarta parte de la población tiene o ha tenido un tratamiento de ortodoncia, resultaría muy creíble que uno de los astronautas de la nave espacial protagonista llevara en su equipaje un aparato de mantenimiento. Así que, cuando una parte del contenido de esa nave se desperdiga por el espacio es normal que ese objeto, de uso común y reconocible por los espectadores, permanezca vagando a la deriva.
Gravity combina escenarios digitales, animación y robots, además del trabajo de unos actores cuya expresión facial queda, en la práctica totalidad de la película, oculta tras el casco espacial. Bajo una apariencia realista que podría hacernos creer que se trata de una película científica sustentada por una trama melodramática, Gravity es claramente un relato de ciencia ficción, aunque algunos elementos tan reales y prácticos como un retenedor ortodóntico contribuyan a hacernos creer que el espacio podría ser pronto nuestro segundo hogar.