DIRECTOR: Sean Ellis
INTÉRPRETES: Jake Macapagal, John Arcilla, Althea Vega, Miles Canapi, Ana Abad-Santos, Moises Magisa, JM Rodriguez, Erin Panlilio
FOTOGRAFÍA: Sean Ellis
MÚSICA: Robin Foster
NACIONALIDAD: Reino Unido
DURACIÓN: 114 min
Metro Manila es la manera con la que se conoce Metropolitan Manila, el área metropolitana que incluye no solo la capital de Filipinas sino las ciudades que la rodean, hasta crear una macrociudad de casi doce millones de habitantes. Se trata de un espacio comparable en tamaño a la ciudad de Madrid, pero donde vive un número de personas tres veces mayor. Un lugar donde las clases populares hablan tagalo y los más favorecidos lo hacen en inglés, donde existen grandes diferencias entre los barrios marginales y los más ricos y que se ha convertido en el destino al que van a parar miles de personas que provienen de zonas rurales y que buscan en ese sitio una oportunidad.
Sean Ellis es un cineasta de origen británico que fue nominado a los Oscar en 2006 por su cortometraje Cashback. En 2007 estuvo de vacaciones en Manila y allí, en pleno centro de la ciudad, pudo asistir a una pelea con armas entre dos conductores de furgones blindados. Entonces se le ocurrió la idea de contar la historia de estos hombres que transportan dinero y objetos valiosos, que muchas veces proviene de corrupción o de negocios sucios, y que se juegan la vida a diario para proteger su
mercancía. Ellis escribió primero el guión en inglés y luego lo tradujo al tagalo, idioma en el que se ha rodado la película.
Metro Manila realiza una radiografía de la realidad política y social de Filipinas en la actualidad, siguiendo el día a día de una pareja joven y de sus dos hijos pequeños.
Cuando los ingresos que perciben por la venta de su cosecha no les dan para vivir, los cuatro abandonan la vida rural para ir a la ciudad en busca de trabajo. El problema es que una macro urbe como Metro Manila no tiene compasión con los débiles, y Óscar Rodríguez y su familia pertenecen a los más débiles.
Cuando Ellis traza las características de cada uno de los miembros de este núcleo familiar incluye un elemento que añade aún más crispación al conjunto. La hija mayor, de unos cinco o seis años, sufre un dolor de muelas que la mantiene quieta y acurrucada junto a su madre. La respuesta del padre será la promesa de encontrar un dentista a su llegada a esa ciudad donde se van a resolver todos los problemas, incluido el pertinaz dolor. Al sueño de una metrópoli llena de oportunidades laborales, se une así el de un lugar donde hay profesionales que pueden aliviar tus males, que pueden solucionar ese dolor de muelas que atormenta a la pequeña protagonista de Metro Manila. El espectador toma consciencia de una realidad, la de una niña con un dolor de muelas continuado, que afortunadamente desde nuestra realidad nos cuesta imaginar.
La gran ciudad que dibuja Ellis, se aleja de la utopía con la que sueñan sus protagonistas. La niña padecerá durante unos cuantos días y, a pesar de su corta edad, mostrará no solo paciencia sino resignación ante el dolor a la espera de esa solución prometida. Pero acabar con el dolor de muelas, como acabar con los problemas que irán surgiendo en ese infierno urbano en el que ahora viven, exigirá
otros padecimientos. Metro Manila no es un lugar fácil para vivir, y Ellis lo expresa aportando todo tipo de detalles, incluidas las secuencias de una niña entristecida primero por el dolor y aliviada cuando por fin se ve libre de él, gracias al sacrificio de su madre. Queda claro que en este lugar no hay espacio para la complacencia y no es fácil librarse del sufrimiento.